EL CORTE DEL DIRECTOR

En cine hacen eso siempre, y en televisión también tiene la variante de transmitir “en directo” (gracias a las posibilidades tecnológicas de hoy, algunos videógrafos también llegan a transmitir en directo mientras un evento está en proceso).

Ahora bien, para el caso del cine y de la televisión, suele ocurrir que hay un director a la hora de registrar (filmar o grabar), y también a la hora de editar.

Un videógrafo de nivel principiante (o aficionado) podría pensar que ese no es el caso cuando se hace video de evento social, pero un videógrafo de nivel avanzado opina diferente.

Aun cuando veamos llegar a un evento social a un profesional avanzado acompañado nada más que de su cámara y una maletota, podemos estar seguros de que al grabar él escucha en su cabeza las maravillosas indicaciones del director (que por supuesto, en ese momento, es él mismo).

Esas indicaciones para el camarógrafo son prácticamente las mismas que reparten los directores en el cine y en la televisión, y desde luego, ahí no es posible que al escucharlas, un profesional diga, o piense, “¿y eso con qué se come?”. Él debe saber perfectamente qué es lo que se le solicita que haga. Lo mismo es válido para los editores.

Y la verdad es que al ver un video de evento social terminado, suele notarse muy bien cuando el material ha sido grabado y editado siguiendo las indicaciones de un director (aunque se trate de “una orquesta de un solo hombre”), o cuando las indicaciones fueron del tipo “yo me imagino que ha de hacerse así”.

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JET

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