La Opinión

Jul 29th, 2013 | By | Category: Articulos, Fotografos, Videografos

Este apunte quiere proponer, entre otras cosas, un sencillo juego de representaciones. Se me ha ocurrido que tu colaboración en esta brevísima función me ayudaría a trasladar un concepto difícil de imprimir.

Súbitamente, mi memoria elige una impresión lejana, soleada y panorámica: mi madre, encima de una silla baja, abrocha la ropa recién lavada mientras tararea en falsete una canción de Nicola di Bari. Sin embargo, el tendedero que descubrirás en los renglones venideros no es el que completa la figura que este párrafo quiso expropiar a la infancia.

Vení, acompañame al patio que acabo de inventar.

En una de las columnas de este tendedero imaginario, y tal vez inasequible fuera del esquema, clavo un cartel donde puede leerse: Certeza, en la de enfrente, notoriamente más robusta y siempre ensombrecida por el paredón que limita el terreno, otro exhibiendo la palabra: Ignorancia. Debido a la distancia pronunciada entre estos dos puntales la delgada soga que los une forma una “panza” y se bambolea cuando las corrientes de aire arremeten; me atrevo a asegurar que los barrales, enterrados, soportarían la fuerza de un viento huracanado pero la cuerda podría desatarse o cortarse. Es allí, en ese tramo de inseguridad e insistente oscilación, donde te pido que anudes bien fuerte el tercer cartel, en él he escrito: Opinión. A pesar de nuestro esfuerzo sospecho que este letrero no permanecerá siempre en el mismo lugar, su exposición a los imprevistos y la intemperie lo obligarán a deslizarse a lo largo de la cuerda experimentando la fricción y cada desplazamiento variará su postura, luminosidad e intensidad del vaivén: la Opinión tendida se aproximará a la Certeza para definir sus contornos y a la Ignorancia para nublarlos.

Este ejemplo sencillo, con figuras corrientes y que alguien podría imaginar escogido de un libro de cuentos para dormir, permite deducir (o recordar) la fragilidad que permanece solapada tras la verdad que la Opinión tantas veces afirma.

Lo que acabo de proyectar, estimado compañero y colaborador, no parte de la certitud sino del breve instante en que la variable y cambiante Opinión se acercó a ella, ese cartelito tan movedizo, voluble y falible que, entre la Certeza y la Ignorancia, seguirá revolucionando nuestros tendederos.

Es por lo escrito en los párrafos precedentes (ahora recuerdo a Borges y, cómo no, a Alfonso Reyes) que he decido publicar de una vez este artículo, para no pasarme la vida corrigiendo el borrador.

En determinadas circunstancias, y tanto en las aulas de las comunidades virtuales como en el seno de entidades que nuclean a fotógrafos y videastas, leemos o escuchamos opiniones agraviantes, escritas o pronunciadas por personas que justifican tal imprudencia amparándose en un valor: la sinceridad. Aunque este texto lo hace, creo importante seguir despejando lo que juzgo un error conceptual. Cuando la franqueza, en ámbitos como los señalados, se torna insultante y ofensiva engendra una nueva figura: la insolencia. Esta acometida, que arrolla desde el lugar donde ocasionalmente se mece la Opinión, demuestra que la pretensión del Poder está presente en cada uno de los mecanismos del intercambio social.

Gracias por tu ayuda.

Ariel García
Realizador de Videos.

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Aporte:

El primer boceto de mi tendedero incluía Duda, no Ignorancia. Sin entrar en aspectos tan intrincados como los presentes en las teorías filosóficas del conocimiento, diré que en este singular tendedero la Certeza constituye la verdad de la verdad, el conocimiento seguro, claro y evidente de alguna cosa. En el extremo inferior del conocimiento, siempre ensombrecido, ubico el punto o la parcela donde nada se puede afirmar, la Ignorancia absoluta. La Certeza y la Ignorancia son, en mi esquema, dos extremos en la jerarquía del conocimiento.

Más tarde, asimilando material bibliográfico y repensando el conjunto, creo que en el reverso del cartel donde he escrito Opinión debería agregar: Duda; no por tratarse de conceptos opuestos sino porque podrían ser “pecho” y “espalda” del mismo cuerpo. En esta nueva disposición, al deslizar los vientos huracanados el letrero hacia la Ignorancia se presentaría, sombría, la imagen de la Duda y cuando lo acercaran a la Certeza comenzaría a experimentar un giro hacia la Opinión. Quizá alguno de ustedes, si así lo deseara, podría seguir ajustando las piezas del tendedero.

Ariel García

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