En el pensamiento del sociólogo francés Jean Baudrillard la Hiperrealidad está ligada a la noción de simulacro, quizá porque entiende que lo aparente anula lo real, lo aniquila. Según mi criterio, no exagera al afirmar que la realidad, en el mundo contemporáneo, ha sido sustituida por una cadena de imágenes falsas y ya no es posible diferenciar lo real de lo irreal, tampoco cuando declara que la globalización convirtió a la vida en un videojuego.

Dado que en la hiperrealidad la representación es más importante que lo que se está representando, no dejaré fuera a las redes sociales. Se me ocurre mencionar a facebook aunque, en la sobremodernidad, los portales de acceso a la exhibición y el simulacro son incalculables.

Facebook, como otras, nos ofrece un territorio, una jurisdicción administrativa. Después podríamos discutir si somos realmente libres dirigiendo ese espacio pero, prima facie, la red social nos regala el encanto de organizar y defender como propia una parcela de su plataforma.

Con este primer paso, nos adentramos en un medio de comunicación donde lo simbólico pasa a un nuevo estado de realidad, a veces exagerada, amplificada, otras más perfecta; en un juego que transfigura lo real en una forma de simulación. Todos (o la mayoría) parecen ganar, haber ganado y seguir ganando. Allí sí es posible construir un modelo más cercano al ideal de nuestras aspiraciones para ensayar con él experiencias que de otra manera no podríamos alcanzar, a riesgo de acabar confundiendo lo real con el modelo que hemos creado. Así, la realidad es reemplazada por el simulacro.

Baudrillard, analiza también la preponderancia que los objetos de consumo, como signos de la posición diferencial de las personas, alcanzan en los procesos sociales y estructuras de clases. Los sistemas de producción han perdido toda racionalidad: ya no se sabe qué, quién, ni para qué se produce. De lo que sí estamos convencidos es que se propende a exacerbar los deseos de los consumidores, pero no a satisfacer sus necesidades.  En la sobremodernidad, el “valor de cambio” del objeto pesa más que su “valor de uso”. No circula lo que vale sino que vale lo que circula.

Pero, según Baudrillard, no sólo la virtualización del yo, los deseos de evasión y la sociedad de consumo desmaterializan la realidad para convertirla en hiperrealidad, también lo hacen los medios de comunicación masiva, y ahora recuerdo las palabras de Pierre Bourdieu, que se refería a ellos como: “… herramientas que pretenden reflejar la realidad, y acaban convirtiéndose en instrumentos que crean una realidad” .

Baudrillard describe a los mass media (medios de comunicación de masas) como “máquinas de producir fantasmas”, que alimentan la expectativa de sus audiencias con ilusiones, construcciones gráficas y textuales tendenciosas, miedos y alertas, armados con pantallas en las que el silencio ha sido expulsado. Las imágenes mediáticas nunca “se callan”, dice, suceden de manera continua, multiplicándose velozmente en las redes hasta desbordarse en una indiferencia que banaliza la comunicación.

Con el inicio de septiembre, un diario de Rosario, Argentina, publicó una nota relacionada con el costo que las personas deberían asumir en caso de organizar una fiesta de casamiento. El artículo presenta una versión hiperbolizada de los valores y preparativos necesarios para llevar adelante una boda, con honorarios exagerados para las ofertas reales de fotografía y video, entre otros.

De este modo, y una vez más, un tentáculo de la hiperrealidad llega hasta nosotros con la forma de una investigación periodística que, con ligereza e irresponsabilidad alarmantes, revela a las parejas de novios lo “difícil” que será afrontar los gastos, en caso de decidirse a contraer matrimonio y organizar una fiesta. En este sentido, la simulación y el simulacro buscarán arrancarlos de su propia percepción de la realidad, reducirles las alternativas, desanimarlos y arrastrarlos hasta un mundo simulado, el único que “leyeron” posible, un mundo caro, impregnado de vacuidad y esnobismo, inalcanzable, en el que no debiera faltar un Wedding Planner, rubro proclive a lo hiper, a la saturación de todo objeto y todo propósito (¿…y si pedimos un crédito?). Un mundo consumista en el que pesa la voluntad de los objetos superficiales. Un licuado de kitsch y chamuyo que intenta una difícil justificación para desmesurados honorarios. Una propuesta donde lo superfluo se prepara para definir lo esencial.

Ariel García
Realizador Audiovisual

ArielArticulosEn el pensamiento del sociólogo francés Jean Baudrillard la Hiperrealidad está ligada a la noción de simulacro, quizá porque entiende que lo aparente anula lo real, lo aniquila. Según mi criterio, no exagera al afirmar que la realidad, en el mundo contemporáneo, ha sido sustituida por una cadena de imágenes falsas...El Blog de los Fotografos y los Videografos