El cazador audiovisual

Apr 8th, 2013 | By | Category: Articulos

Más allá de nuestras posturas y opiniones profesionales, un buen número de personas, desentendido de los pormenores que atañen a la labor del realizador, puede relacionar el tamaño de la videocámara con eficacia para ejecutar la tarea.

Desmond Morris, anticipado y secundado por otros investigadores, sostuvo en su obra que el trabajo es el sustituto de la caza. El ser humano primitivo y cazador guarda, entonces, estrecha correspondencia con el trabajador moderno a quien, en su desempeño, tampoco le faltan elementos de reto, suerte y riesgo, aunque ahora “el trabajo se transforma en momentos de triunfo simbólico desprovisto de la violencia del acto físico”. Si esto es así, y especialmente para nosotros, inmersos en una de las actividades donde los simbolismos se presentan evidentes, la videocámara sería sucedánea del arma y la imagen de la presa.

Extendiendo y aceptando el concepto expuesto en el párrafo precedente, una comunidad en línea que convoca a realizadores audiovisuales (foros, grupos constituidos en redes sociales, etc.) se transfigura en el espacio virtual donde cazadores y Artemisas se reúnen para compartir las técnicas empleadas en sus partidas, descubrimientos, inventos, planes estratégicos, experiencias y también sus hazañas (a veces sobredimensionadas) con el fin de beneficiar al clan, elevar su prestigio dentro del mismo y ser aceptados o reconocidos como miembros de la tribu. Se consolidan, en un escenario prohijado por la Internet, lazos similares a los que se forjaban entre los miembros del antiguo grupo cooperativo cazador. En este nuevo escenario no faltan los chamanes, como depositarios de sabiduría

En el terreno de la lingüística también podemos hallar la existencia de vocablos que reafirman la relación que acabo de referir. Decimos: cazador de noticias, capturar la imagen (la presa viva), recoger la imagen (la presa muerta), apuntar con la cámara, disparar… y otros términos familiarizados con la cacería. Aquí se produce un fenómeno de polisemia, donde el enunciado prácticamente no ha variado su forma pero sí se aplica a otro referente, se recupera una impresión, permaneciendo presente lo simbólico del impulso básico.

De lo comentado se desprende la pista que podría acercarnos a una de las causas por la que muchas personas seguirán relacionando robustez con eficacia. Para el hombre primitivo debió ser muy importante la fortaleza y resistencia de la herramienta destinada a la cacería, ya que de ella no sólo dependía la subsistencia diaria, ingiriendo parte del alimento conseguido, sino también la supervivencia, arriesgada en cada búsqueda y persecución de la presa.

El nivel tecnológico alcanzado en los últimos años nos ha demostrado que “pequeñez” puede tornarse sinónimo de “grandiosidad”. Como videasta me convertí, en más de una ocasión, en el maravillado testigo del excelente producto que ofrecen videocámaras cuyos tamaños superan apenas el de la mano de sus operadores. Hasta aquí una realidad irrebatible, pero considero que en el oficio que ejercemos no debiera ser la única verdad sopesada, en nuestro panorama comercial también gravita el cliente y su visión del mundo.

Acercándonos al final del texto, quiero dejarles un fragmento de El mono desnudo, obra escrita por el zoólogo y etólogo Desmond Morris, cuyos estudios se centran en la conducta animal, y por ende, en la conducta humana…

“Como ya hemos observado, las perfeccionadas técnicas de recolección de la agricultura moderna arrebataron a la mayoría de los varones adultos de nuestras sociedades su papel de cazadores. Lo compensan saliendo a «trabajar». El trabajo ha sustituido a la caza, pero ha conservado muchas de sus características fundamentales: requiere un viaje regular desde el hogar base hasta los campos de «caza», ofrece oportunidades para la interacción y la actividad de grupo, involucra riesgos y planes estratégicos… El seudocazador habla de «dar una batida en el city» o se hace despiadado en sus transacciones.

Desde las sociedades eruditas, las hermandades, los sindicatos, los clubes deportivos, los grupos masónicos y las sociedades secretas, hasta las pandillas de adolescentes, existe un acusado sentimiento emocional de «solidaridad». En todas ellas juega una fuerte lealtad de grupo. Se lucen insignias, uniformes y otras señales de identificación. En determinados casos, y de una u otra forma, los aspirantes tienen que someterse inevitablemente a ceremonias de iniciación. Estas conductas no tienen nada que ver con el sexo, el importante papel que desempeñan en las vidas de los machos adultos revela la persistencia de los impulsos ancestrales básicos. Aunque, actualmente, el trabajo ha reemplazado sustancialmente a la caza, no ha eliminado del todo las más primitivas formas de expresión entre los componentes del antiguo grupo cooperativo cazador. “

Hace pocos días un colega me contó que había contactado con una  agencia de publicidad para ser asesorado en el relanzamiento comercial de su negocio; su propósito, entre otros, es ampliar la clientela. Trocando los términos, y de acuerdo a los conceptos vertidos en este artículo, podríamos coincidir en que, mi amigo, no ha hecho mucho más que contratar las habilidades de uno entre los numerosos clanes de chamanes de la tribu, a fin de que lo guiasen hacia el lugar donde se encuentra la caza, o mejor, lo ayudasen a extender su terreno, su coto de caza, en el revuelto y competitivo campo de la realización audiovisual.

Ariel García
Realizador de Videos

Ariel García

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